Tema 6. El Sexenio democrático.
1.- Las causas de la
revolución.
1.1. La crisis económica.
El
último periodo de gobierno de Isabel II coincide con una fase de expansión
económica que afecta a toda Europa. Pero en la década de los 60 la situación
empieza a cambiar, haciéndose patente
una grave crisis económica (1866). La recesión se manifestó a nivel financiero
e industrial, fue la primera gran crisis del capitalismo y coincide con crisis
de subsistencia que empeora la vida de las clases populares.
La
crisis financiera se produce por una bajada del valor de las acciones en Bolsa,
debido a una crisis en los ferrocarriles. La construcción del ferrocarril había
generado una gran inversión de capitales en bolsa, pero cuando empieza su explotación
el rendimiento fue muy bajo.
El
escaso desarrollo industrial no era suficiente, para que el transporte de
pasajeros y mercancías tuviera una gran demanda, por lo que el valor de las
acciones se desploma.
Los
inversores pidieron subvenciones al gobierno, pero este no tenía fondos y no
podía recurrir al préstamo, ya que la deuda pública también se había desplomado
(el valor de los bonos pasa de 100 a 35/33). De esta forma, muchas entidades
financieras entran en crisis, cancelan sus créditos, extendiéndose la alarma
entre empresas y particulares.
La
crisis también se manifiesta en la industria, sobre todo en Cataluña. El sector
textil se abastecía de algodón estadounidense, pero la Guerra de Secesión
(1861/1865) encareció el precio y provoca un periodo de escasez “hambre de
algodón”.
Muchas
pequeñas industrias algodoneras no pudieron soportar la subida de los precios,
en un momento en que la demanda bajaba debido a la crisis general y al fuerte
aumento de los precios de los alimentos provocada por la crisis de subsistencia.
En
1866 se inicia la crisis de subsistencia causada por una serie de malas
cosechas, que causaron escasez de trigo (alimento básico). Los precios
empezaron a subir (en dos años doblan su precio) lo que conlleva el
encarecimiento del pan y de otros productos de alimentación básicos (arroz,
bacalao, etc...)
La
combinación de crisis, agrícola e industrial, empeora la situación. El hambre
en el campo genera un clima de violencia social, mientras que el paro en las
ciudades empeora el nivel de vida de las clases trabajadoras.
1.2.- El deterioro
político.
En
la década de 1860 gran parte de la población estaba descontenta con el sistema
isabelino. Los grandes comerciantes le pedían medidas para salvar sus
inversiones en Bolsa, los industriales medidas proteccionistas, mientras que
obreros y campesinos denuncian la miseria en la que viven.
O´Donnell
había sido apartado del gobierno tras la revuelta de sargentos del cuartel de
San Gil y la dura represión aplicada. No obstante, los siguientes gobiernos
moderados (Narváez y González Bravo) siguieron gobernando por decreto, cerraron
las Cortes y desoyeron los problemas del país.
El
partido progresista que no puede acceder por medios legales al poder, cambiará
su estrategia. Así dirigido por Prim, se niegan a participar en las elecciones
defendiendo la conspiración como único medio para poder gobernar.
En
la misma situación está el Partido Demócrata lo que lleva a ambos partidos a
firmar el Pacto de Ostende (1867) para acabar con el moderantismo en el poder.
Su compromiso propone el fin de la monarquía y dejar la decisión sobre un nuevo
gobierno (monarquía o republica) en manos de unas Cortes constituyentes, elegidas
por sufragio universal.
A
este pacto se adhieren los Unionistas tras la muerte de O´Donnell, su sucesor
Serrano cuenta con el apoyo de buena parte de los altos mandos del ejército.
Por otro lado el carácter conservador y opuesto a todo cambio de dicho partido contrarresta
el peso de los demócratas y redujo el levantamiento de 1868 en un simple
pronunciamiento militar.
2.- La revolución de
septiembre de 1868. La gloriosa.
El 19 de septiembre de
1868 la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz al mando del brigadier
Topete, lleva a cabo un alzamiento militar contra el gobierno de Isabel II
Prim exiliado en Londres y Serrano en Canarias se unen a
los sublevados y consiguen el apoyo de la población gaditana, tras la
publicación de un manifiesto en los que se pide a la población que acudan a las
armas para defender la libertad, el orden y la honradez con el lema: ¡Viva
España con honra!
En
los días siguientes la sublevación llega a Málaga, Almería y Cartagena.
Por su parte, Isabel II
defiende su trono con las armas, enviando desde Madrid un ejército para
enfrentarse al de Serrano que se reagrupa en Andalucía. Cerca de Córdoba, en
Puente de Alcolea se libra una batalla que dará la victoria a las fuerzas
revolucionarias.
El gobierno no tuvo más
salida que dimitir y la reina no pudo más que exiliarse, saliendo desde San Sebastián
en dirección a Francia el 29 de septiembre de 1868.
Paralelamente al
pronunciamiento y los hechos bélicos, en muchas ciudades españolas se formaron
Juntas revolucionarias que organizaron el levantamiento y lanzaron llamamientos
al pueblo: demandas de libertad, soberanía, separación iglesia-estado, sufragio
universal, abolición del impuesto de consumos, elecciones de a Cortes
constituyentes, supresión de quintas, reparto de la propiedad o proclamación de
la republica.
Pero el radicalismo de
algunas de las propuestas de las Juntas no eran compartidas por unionistas ni
progresistas, que ya habían cumplido su objetivo, derrocar la monarquía.
En los primeros días de
octubre los sublevados, tras entrar en Madrid, proponen a la Junta
revolucionaria el nombramiento de un Gobierno provisional de carácter
centrista, sin consultar a las Juntas locales ni locales.
Como regente se nombra
al general Serrano mientras que la presidencia del gobierno recae en Prim que formara
un gobierno de progresistas y unionistas, marginando al resto de las fuerzas
políticas. Este nuevo ejecutivo ordena disolver las Juntas y desarmar a la
Milicia Nacional.
2.2.- La Constitución
de 1869 y la regencia.
El
gobierno provisional promulga una serie de reformas para atender peticiones del
pueblo, como libertad de imprenta, derecho de reunión y asociación, sufragio
universal…
Se
convocan Cortes constituyentes para enero de 1869, con sufragio universal masculino (varones
mayores de 25 años) que darán la victoria a la coalición gubernamental
(progresistas, unionistas y un sector de los demócratas) partidarios de la
formula monárquica. Haciendo su
aparición dos importantes minorías: los carlistas y los republicanos.
Las
Cortes se reúnen en febrero. Se crea una comisión que se encargará de redactar
una nueva constitución.
La constitución de 1869
Es la primera demócrata
y recoge un amplio régimen de derechos y libertades:
Reconoce los derechos de manifestación,
reunión y asociación.
Libertad de enseñanza e igualdad para
obtener empleo.
Libertad para profesar cualquier religión,
de forma pública o privada, aunque el Estado mantiene el culto católico.
Se reconoce la soberanía nacional de la
que emana la legitimidad de la monarquía y la división de poderes.
El Estado es monárquico, pero el poder
legislativo reside exclusivamente en las Cortes, el rey solo las promulga, no
podía vetarlas y su poder queda limitado.
Las Cortes las componen un Congreso y un
Senado que deberían reunirse al mismo tiempo.
Las provincias de Ultramar, Cuba y
Puerto Rico, tiene los mismos derechos que las peninsulares, mientras que
Filipinas se gobierna por una ley especial.
Una
vez proclamada la constitución, el trono sigue vacante, así que las Cortes
nombran en una regencia que recae en el general Serrano, mientras que para la
jefatura del gobierno se elige a Prim.
La
regencia y el gobierno deben enfrentarse a una serie de problemas: los republicanos
estaban descontentos con las reformas, los carlistas volvían a la insurrección,
la situación económica era grave y había que encontrar un rey para la corona
española.
Sin
embargo, a nivel internacional este gobierno fue bien recibido ya que ponía fin
al nefasto e inestable gobierno de Isabel II, ya que estos nuevos dirigentes
parecían más profesionales para llevar a cabo las reformas, tan necesarias, que
necesitaba el país.
2.3.- El intento de
renovación económica.
Uno de los objetivos de
la “Gloriosa” era reorientar la política económica. Para ello había que desarrollar
una legislación que protegiera los intereses económicos de la burguesía y de
los inversores extranjeros.
La política económica defiende
el librecambismo y abre el mercado español a la entrada de capital extranjero.
Las reformas
fundamentales se realizan desde el ministerio de hacienda (Laureano Figuerola):
- Se
suprime el impuesto de consumos (grava a los productos básicos), pero se
mantiene para las haciendas locales.
- Se
introdujo la contribución personal, que gravaba a todos los ciudadanos de
forma directa según su renta.
- La
peseta se estableció como unidad monetaria, equivalente a 4 de los
antiguos reales, en un intento de unificar y racionalizar el sistema
monetario.
- Había
que reducir la deuda pública y los intereses que devengaban y había que
pagar los préstamos pedidos a la banca extranjera.
- El
Estado tendría que subvencionar a las compañías ferroviarias con recursos
públicos si no querían desaparecer.
- La
solución que se plantea es la Ley de Minas, que supone la venta o
concesión de las explotaciones mineras a diferentes compañías extranjeras,
lo que además de favorecer una liberalización de la economía daba
facilidades a la entrada de capital extranjero en nuestro país. Con esta “desamortización” del subsuelo
se pretendía pagar los préstamos que se adeudaban.
- Se
liberalizan los intercambios exteriores con la ley de Bases arancelarias
de julio de 1869, que ponía fin a las políticas proteccionistas y liberalizaba
los intercambios exteriores. Esta medida no fue bien aceptada por los industriales
algodoneros catalanes ni por los cerealistas castellanos que veían
peligrar su monopolio.
2.4.- La frustración de
las aspiraciones populares.
La
constitución de 1869 consolida un régimen político basado en los principios
liberal-democráticos, que impulsaron la revolución de septiembre de 1868. Sin
embargo frustró las aspiraciones de muchos, sobre todo las de carácter popular.
Los
republicanos no estaban contentos con el sistema de gobierno monárquico, los
sectores más radicales no aprobaban el mantenimiento del culto y el clero por
parte del Estado, mientras que los campesinos, jornaleros y trabajadores de las
fabricas no habían superadas las desigualdades sociales que empeoraban su vida.
Durante la regencia 1869/1870 la conflictividad social
fue en aumento. El campesinado, andaluz y extremeño demandaba un mejor reparto
de la tierra, mientras que en la ciudad se protestaba contra los consumos, las
quintas y el aumento de los precios. Paralelamente el despertar del movimiento
obrero radicaliza sus demandas para mejorar las condiciones de trabajo y
salario.
Los republicanos
lideraron las manifestaciones de descontento, pero el fracaso de las insurrecciones
y la imposibilidad de alcanzar sus objetivos por vía parlamentaria y política,
hacen que estos sectores se inclinen hacia posiciones más radicales y
apolíticas. (Internacionalismo) estas ideas habían llegado a España en 1868 con
la ampliación de libertades públicas otorgadas por el gobierno provisional como
la apertura de fronteras, el derecho de asociación y la libertad de imprenta.
Las ideas de la I
Internacional, como el socialismo y anarquismo, daban un nuevo enfoque a las
organización del proletariado y del campesinado****
3.- Las fuerzas
políticas: el auge del republicanismo.
3.1 El panorama
político.
A partir de de 1868 el
panorama político estuvo dominado por grandes tendencias como:
En la derecha, los
carlistas, que aceptan el juego parlamentario y se presentan con un programa
que defiende el catolicismo y la monarquía tradicional. Se encuentras en la zona del País Vasco y
Navarra y otras zonas de Cataluña y Levante.
También a la derecha
están los moderados, entre los que destaca Antonio Cánovas del Castillo. Son
fieles a Isabel II y piden su regreso al trono. Están apoyados por la burguesía
agraria latifundista.
En el centro estaba la unión
monárquico-democrática que agrupaba diputados unionistas dirigidos por Ríos
Rosas, una mayoría progresista en torno a Prim, Sagasta y Ruiz Zorrilla y
un pequeño grupo de monárquicos demócratas.
Defendían un gobierno monárquico subordinado a la soberanía nacional y el
respeto por las libertades públicas. Cuentan con el apoyo de la burguesía
financiera e industrial, las clases medias urbanas, y amplios sectores de ejército,
la intelectualidad y las profesiones liberales.
A la izquierda el
Partido Republicano Federal que surge de la escisión del demócrata, cuenta con
69 diputados liderados por Pi y Margall y Figueras. Defienden la republica como
forma de gobierno, la separación iglesia-estado y el laicismo de este. Se opone
a la intervención del ejército en política y promueve un proyecto de cambio
social que amplíe los derechos democráticos y sea el Estado quien regule las
relaciones laborales.
El republicanismo
liberal tiene dos tendencias:
Los
benévolos, controlaban la dirección del
partido ( Pi y Margall ) y eran partidarios de del respeto a la legalidad por
lo que no defendían las insurrecciones armadas. Pensaban que el federalismo
debía establecerse de “arriba abajo”, es decir impulsado por el gobierno.
Por
otro lado estaban los intransigentes, (José Mª de Orense) apoyan la insurrección
popular para proclamar la republica, defendiendo que los distintos territorios
podían declararse independientes para después pactar libremente su unión como
una república federal, es decir “desde
abajo”.
También existía un grupo conocido como unitarios, que
defendían un modelo de estado unitario no federal, al tiempo que defienden
posturas políticas y sociales más conservadoras.
3.2.- El republicanismo
federal.
Sus
apoyos son la pequeña burguesía, las clases populares urbanas y parte del
movimiento obrero y campesino. (Entre sus filas surge la llamada cuestión
social)
Su
auge se debe al desencanto de las masas populares, que vieron que las reformas
de demócratas y progresistas no se realizaban. El republicanismo parecía que se
mostraba preocupación por mejorar las condiciones de las clases trabajadoras.
En
la revolución de 1868 se plantean peticiones de carácter social más avanzadas
que las de otras revueltas liberales anteriores. Ello se debe a la implicación
de las clases populares en el proceso revolucionario. Se trata no solo de de
tener participación política, sino de mejorar las condiciones de trabajo,
salarios o el reparto de tierras.
Los
primeros levantamientos al grito “! República federal o muerte!” se producen en
Cádiz en diciembre de 1868. Los levantamientos se suceden al año siguiente en
Málaga, Sevilla, Badajoz, Béjar (salamanca) orense, Tarragona, Gandía y
valencia. En todas revueltas se pide la proclamación de la república, la
oposición a la monarquía y reivindicaciones sociales, entre ellas su oposición
a quintas, aunque no consiguieron su abolición.
En mayo del 69 los republicanos federales españoles
promovieron una serie de levantamientos constituyendo el Madrid un Consejo
federal provisional. Se llegaron a movilizar partidas de más de 45.000 hombres
en Cataluña, Aragón, Andalucía Valle del Guadalquivir y Valencia, pero actuaban
de forma muy descoordinada.
Prim tuvo que recurrir
al ejército para sofocar el levantamiento, a finales del 69 el jefe del
gobierno proclama el fin del movimiento republicano
4.- El reinado de
Amadeo de Saboya 1871/1873.
Prim sería el encargado
de buscar un candidato idóneo para la vacante del trono español que obtuviera
la aceptación internacional. Surgen varios candidatos, Fernando de Portugal,
Leopoldo de Hohenzoller (alemán).
El candidato adecuado
fue Amadeo de Saboya, miembro de una dinastía que gozaba de gran popularidad
debido a su intervención en la unificación de Italia, con una concepción
democrática de la monarquía.
Tenía 26 años cuando
fue elegido rey en las Cortes de noviembre de 1870 llegando a Cartagena el 30
de diciembre. Tres días antes habían asesinado a Prim su principal valedor y
consejero siendo coronado el 2 de enero.
4.2.- Las dificultades
de la nueva dinastía.
Los inicios de esta monarquía
democrática fueron difíciles ya que cuenta con pocos apoyos. En las Cortes sólo
lo apoyaron 191 de los 311 diputados presentes. Los progresistas y unionistas
le apoyan pero no en su totalidad.
La aristocracia, el
clero y la antigua camarilla de Isabel II se le oponen, más aún cuando el rey
reconoce públicamente que reducirá el boato de la corte y que se mantendrá neutral en cuestiones políticas.
Tampoco recibe el apoyo
de la totalidad del ejército, lo que fue complicado tras el nuevo rebrote del
carlismo o la guerra de Cuba, ni obtiene el favor del pueblo contrario a la monarquía
y favorable a las ideas republicanas.
El régimen de Amadeo
fue plenamente democrático, ya que establece el sufragio universal y una amplia
serie de libertades políticas, pero los dos años de su reinado se vio marcada
por constantes dificultades. Los problemas económicos eran constantes y se tuvo
que emitir más deuda pública, además los grupos políticos estaban constantemente
en desacuerdo, se reaviva la guerra carlista y las insurrecciones republicanas
y se inicia la guerra en Cuba.
4.3.- Una permanente
inestabilidad
Amadeo contó desde el principio con la oposición de
los moderados que consideraban ilegitima su dinastía y eran fieles a los
Borbones. Pero eran conscientes de la impopularidad de Isabel, así que empiezan
a organizar la restauración borbónica pero en la figura de su hijo Alfonso.
Cánovas, principal
dirigente de los moderados, fue agrupando descontentos de entre los moderados y
progresistas convenciéndoles de que la monarquía Borbón supondría orden y
estabilidad frente al excesivo liberalismo de Amadeo. A ellos se suma la
Iglesia, descontenta con Amadeo por obligarles a firmar la constitución de 1869
y las elites del dinero ya que la legislación vigente atacaba sus intereses, abolición
de la esclavitud en Cuba, regulación del trabajo infantil, etc.
Este clima de libertad,
lo aprovechan un sector de los carlistas que se han reorganizado como fuerza
política. La marcha de Isabel II y la llegada de Amadeo animan a los carlistas
a iniciar una nueva sublevación para apoyar a su candidato Carlos VII.
La rebelión se producen
en el país Vasco y se extiende a Navarra y zonas de Cataluña, pero aunque no
fue un verdadero peligro si fue una fuente de problemas constantes.
Mientras otra parte del
carlismo se afianza como una fuerza política ultracatólica y opuesta a la nueva
monarquía.
El nuevo rey tampoco
contó con el apoyo de los republicanos y de los grupos populares que querían un
cambio en el sistema social. Así en el año 1872 se producen insurrecciones
federalistas combinadas con ideas internacionalistas, sobre todo anarquistas
que fueron duramente reprimidas y aumentaron aún más la inestabilidad.
Otro grave problema del
reinado de Amadeo fue la guerra de Cuba, la guerra de los diez años, que se inicia en 1868 con el “grito de Yara” .
La insurrección dirigida por los criollos (blancos nacidos en la isla) cuenta
con el apoyo popular por la promesa de abolir la esclavitud.
Aunque el gobierno era partidario de conceder reformas
políticas a la isla, la negativa de los sectores políticos españoles con
intereses allí, frustraron la solución pacifica y llevaron a la guerra.
Pero el principal
problema de amadeo fue la desintegración de la coalición gubernamental
(unionistas, progresistas y demócratas). En dos años se forman 6 gobiernos,
mientras que la oposición se abstiene en las elecciones como forma de presión
política.
Asi privado de todo
apoyo, el 11 de febrero de 1873, amadeo de Saboya presento su renuncia al
trono, abandonando España, dejando una imagen de pais ingobernable y contrario
a la monarquia parlamentaria.
5.- La I República
española 1873/1874
5.1.- La proclamación
de la república.
En ausencia de rey, las
Cortes depositarias de la soberanía nacional decidieron poner a votación la
proclamación de la republica que fue aprobada el 11 de febrero de 1873 por una
amplia mayoría de 258 a 32. Siendo
elegido como primer presidente un republicano federal, Estanislao Figueras.
Sin embargo gran parte de la cámara era monárquica que
habían votado a los republicanos para ganar tiempo y propiciar la vuelta de los
Borbones. Así pues la República nacía ya con pocas posibilidades de éxito, lo
que evidenciaba el aislamiento internacional del nuevo sistema. Salvo EEUU y
Suiza, ninguna potencia reconoce a la republica que podría poner en peligro la
estabilidad de Europa, burguesa y conservadora.
Sin embargo, este
sistema fue recibido por las clases populares con gran entusiasmo ya que
pensabas que sus aspiraciones de cambio social se cumplirían.
Los federales ocuparon
muchos ayuntamientos y formaron Juntas revolucionarias para desplazar de la
administración a los antiguos cargos. En Andalucía se produjo un movimiento
insurreccional que quería solucionar el problema del reparto de tierras, lo que
provoca fuertes protestas. En las ciudades, también se producen movilizaciones
populares, sobre todo de obreros catalanes, a favor de la reducción de la
jornada laboral, el aumento de salarios y la implantación del Estado Federal.
Sin embargo, los
dirigentes del nuevo gobierno republicanos, estaban muy lejos de estas
aspiraciones revolucionarias. Sus intereses se encaminan a pacificar el país y
respetar la legalidad, por lo que opta por la disolución de las Juntas y la
represión de las insurrecciones.
Se convocan cortes
constituyentes que ganan ampliamente los federales, con 344 diputados, los
unitarios 2, los radicales (progresistas) 20 y los constitucionalistas
(demócratas) 7. Alfonsinos y amadeistas solo unos pocos mientras que los carlistas
no participan.
La victoria electoral
de los republicanos era engañosa, ya que más de un 60% del electorado se
abstiene.
5.2.- El intento de
instaurar una República federal.
Las
Cortes se abren el de junio de 1873 y el día 7 se proclama la Republica. La
Presidencia recae en Estanislao Figueras, pero dimite y se elige a Francisco Pi
y Margall.
El propósito de este
gobierno era hacer grandes reformas:
Elaboración de una constitución federal
Separación de Iglesia y Estado
Concesión de la independencia a las
colonias y abolición de la esclavitud
Restauración de la disciplina en el
ejercito
Creación de leyes sociales, de
enseñanza, quintas, trabajo, consumos…
Legislación proteccionista en el ámbito
laboral.
Reforma fiscal.
Pero
los pocos meses en los que duró la experiencia republicana no permite el
desarrollo de esta legislación reformadora.
El proyecto de Constitución federal
Se presenta en julio,
pero no fue debatido ni promulgado.
La constitución federal
de 1873 se presentaba como democrática y reconocía amplias libertades y
derechos. La república contaría con presidente, dos cámaras, Senado y Congreso,
declarando la libertad de culto y la separación de la Iglesia del Estado.
La estructura del
Estado se compondría de 17 Estados, entre ellos Cuba. El poder emanaba de tres
niveles: municipios, Estados regionales y Estado federal.
Los Estados regionales
tendrían autonomía económica, administrativa y política, compatible con la
existencia de la Nación, elaborando sus propias constituciones, también
compatibles con la del Estado federal. El proyecto constitucional establecía un
Estado no centralista recogiendo las tradiciones regionalistas (origen de los
futuros nacionalismos)
Los
conflictos armados.
La
I República tuvo que enfrentarse a graves problemas que paralizaran la acción
de gobierno:
El Carlismo,
que con la llegada de la república, había pasado de un enfrentamiento de unas
pocas partidas a un verdadero frente abierto, con un ejército y la dominación
de diversos territorios, gran parte de Cataluña, con incursiones hacia Teruel y
cuenca, así como las provincias Vascas y el Maestrazgo.
En
estas zonas se articula un embrión de Estado, ayuntamientos y diputaciones se
organizan bajo principios forales, con su propia lengua y sus instituciones regionales.
El
ejército gubernamental impide que el conflicto se extienda a más territorios
pero no fueron capaces de acabar con el prolongándose hasta 1876
La guerra en Cuba
continuaba desde 1868 y las autoridades y funcionarios españoles en la isla,
favorables a la opción monárquica, actuaron al margen de las autoridades
republicanas. No obstante, la república intentó dar solución al problema de
Cuba y Puerto Rico incluyéndolas en la estructura federal del Estado.
El
carlismo, la guerra de Cuba, la oposición de los monárquicos, y las divisiones entre los propios
republicanos dificultaron el proyecto republicano.
5.3.- La sublevación
cantonal.
Fue el problema más
grave al que tuvo que enfrentarse la República.
El
cantonalismo es un fenómeno complejo en el que se mezclan las aspiraciones
autonomistas con las aspiraciones de revolución social. La proclamación de los
cantones independientes, con sus gobiernos autónomos y su propia legislación es
consecuencia de la aplicación de la estructura federal y del deseo de avanzar
en reformas sociales.
Así
en las zonas de fuerte republicanismo conocedoras de las ideas anarquistas
proclamaron cantones en Cartagena, Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga, Bailén,
Andújar, Tarifa, Algeciras, Castellón, Valencia, Alicante, Torrevieja, Almansa
y Salamanca.
Sus
protagonistas son artesanos, pequeños comerciantes y asalariados dirigidos por
los federales intransigentes que no estaban de acuerdo con el rumbo que tomaba
la república.
Pi
y Margall se opone a reprimir con las armas los cantones y dimite. Lo sustituye
Nicolás Salmerón, quien pone fin al dialogo con los cantones e inicia una
acción militar que acaba con la insurrección, pero que volvió a dar poder al
ejército, que ahora se veía como garante del orden y freno a la revolución
social.
Salmerón
dimite al negarse a firmar sentencias de muerte contra activistas cantonalistas
emitidas por las autoridades militares.
Le
sustituye Emilio Castellar (republicano unitario) mucho más conservador en
temas sociales. La republica se desplaza hacia posturas de derecha.
El
nuevo gobierno intenta aplicar una política de autoridad y fuerza para
controlar los problemas que aquejaban al país. (Caso de Cartagena, Texto)
El
13 de septiembre de 1873 Castelar asume plenos poderes, reorganiza el ejército,
obtiene un crédito y gobierna con el Parlamento cerrado hasta el 2 de enero de
1874.
5.4.- El fin de la
experiencia republicana.
Desde septiembre de 1873 la república había dado un giro
conservador con el gobierno de Castelar, que había ido abandonando las posturas
federalistas y reformistas.
Castelar no tenía
mayoría en las Cortes y había suspendido las actividades parlamentarias,
gobernando de forma autoritaria con el apoyo de los jefes militares que
mantenían el orden público.
En diciembre de 1873 un
sector de los diputados acuerdan llevar a cabo una moción de censura para
forzar la dimisión de Castelar. La intención era controlar el gobierno y volver
a los planteamientos del republicanismo inicial.
El 3 de enero de 1874
se abren las Cortes con la derrota del gobierno de Castelar y la formación de
un nuevo gobierno, presumiblemente de izquierdas.
Pero el capitán general
de Castilla, Manuel Pavía, el 4 de enero de 1874 exige la disolución de las
Cortes republicanas y aunque los diputados se niegan, la entrada de la guardia
civil en el hemiciclo les obliga a abandonar la cámara.
Apenas si hubo
resistencia, ni política, ni popular lo que evidencia la debilidad de la
república.
El poder pasó a una
coalición de unionistas y progresistas encabezada por el general Serrano, que
intentó estabilizar un régimen
republicano de carácter conservador. Pero la falta de apoyo era evidente y la
solución se veía en otra opción.
La solución Alfonsina
era la opción preferible, es decir, favorecer la vuelta de Alfonso XII, hijo de
Isabel II y con él, la monarquía.
El 1 de diciembre, el
príncipe Alfonso de Borbón había firmado el Manifiesto de Sandhurst, redactado
por Cánovas que resume el programa de la nueva monarquía Alfonsina: régimen
conservador y católico que garantizase el funcionamiento del sistema político
liberal y restableciera la estabilidad política y el orden social.
El 29 de diciembre de
1874, Arsenio Martínez Campos lleva a cabo un pronunciamiento en Sagunto,
proclamando rey de España a Alfonso XII.
Por su parte y con
anterioridad, Isabel II había abdicado en su hijo y Cánovas del Castillo se
había convertido en el dirigente e ideólogo de su causa.
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