EL
MOVIMIENTO OBRERO. ANARQUISMO Y SOCIALISMO.
La
primera Internacional a mitad del siglo XIX era el primer intento de agrupar a
todos los que veían necesaria una organización de trabajadores para conseguir la
emancipación y canalizar la lucha contra el capitalismo (injusto con el
trabajador).
En
su fundación, organización y dirección tuvo un papel decisivo Karl Marx, que
era el máximo representante del llamado socialismo científico.
Los
marxistas defienden que la emancipación de los trabajadores debía ser obra de
los propios trabajadores. Así, los trabajadores deben organizarse políticamente
para conquistar mediante la revolución, el poder político y económico y construir
un nuevo Estado obrero que consolidaría la dictadura del proletariado.
En esta
Internacional también están presentes las ideas libertarias o anarquistas con
Mijail Bakunin. Esta ideología mantiene una clara oposición a la acción política,
a la participación del proletariado en las elecciones y a la formación de
partidos políticos. Defiende la abolición del estado, incluso la dictadura del
proletariado.
MARXISTAS
|
ANARQUISTAS
|
Partidarios
de la acción política
Defensa
de la formación de partidos obreros
Defensa
de la revolución obrera organizada
Creación
de un Estado obrero.
Dictadura
del proletariado
|
Contrarios
a la acción política
Oposición
a la formación de partidos obreros
Defensa
del individualismo
Rechazo
a la autoridad
Abolición
del Estado
Defensa
de la revolución espontanea y de la acción sindical
|
LA
LLEGADA DEL INTERNACIONALISMO 1868/1874
Tras
el triunfo de la Gloriosa llega a España un enviado de la AIT, el italiano
Fanelli, que viaja a Madrid y Barcelona para crear los primeros núcleos de afiliados a la Internacional, en los que
participan dirigentes sindicales como Anselmo Lorenzo y Ramón Farga Pellicer.
Fanelli
difundió los ideales anarquistas como si fuera miembro de la AIT y los
afiliados a esta organización lo que ayudó a la expansión y arraigo de estas
ideas entre el proletariado andaluz y el campesinado andaluz.
A
partir de 1869 las asociaciones obreras se expandieron en España, aunque no
todas ellas formaron parte de la I Internacional. Los núcleos de mayor
importancia fueron Barcelona, Madrid, Levante (Alcoy) y Andalucía (Cádiz, Málaga
y Córdoba)
El
I Congreso de la Federación Regional Española (FRE) de la AIT se celebró en
Barcelona en 1870 con claras tendencias
anarquistas:
la
huelga es el arma fundamental del proletariado
el
proletariado será apoliticismo
la revolución social se consigue por vía de la acción directa.
En
1871 llega a Madrid Paul Lagargue, e impulsó al internacionalismo español hacia
posturas cercanas al marxismo, que desarrollará una amplia campaña a favor de
la necesidad de conquista del poder político por la clase obrera.
Pronto
aparecieron las primeras diferencias entre las dos corrientes del
Internacionalismo lo que lleva a la expulsión del grupo netamente marxista que
fundará la Nueva Federación Madrileña.
El
internacionalismo tuvo su mayor difusión en la I Republica al intentar provocar
la caída del Estado. El fracaso de dicho levantamiento provoca el declive de la
FRE de la AIT y su posterior consideración como ilegal en el periodo de la
Restauración.
El
ANARQUISMO APOLÍTICO
La
sección española de la FRE de la AIT cambia su nombre por el de Federación de
Trabajadores de la Región Española FTRE.
La
nueva federación cuyas bases se encuentran entre los jornaleros de Andalucía y
los obreros de Cataluña, aumentó el número de afiliados y desarrolla una amplia
campaña de carácter reivindicativo.
Pero
los desacuerdos dentro de la organización provocó que una parte del anarquismo
optara por la acción directa, que atentarían contra los pilares del
capitalismo: Estado, burguesía e Iglesia.
Los incidentes proliferan con atentados contra
políticos, bombas en lugares destacados de la burguesía, contra las procesiones
religiosas, etc. También se les acusó de estar detrás de la organización la
“Mano negra” una asociación clandestina
que cometió asesinatos e incendios por toda Andalucía.
La actuación de los grupos anarquistas fue en aumento
y no siempre contra los objetivos señalados, lo que provoca una dinámica de
acción/represión/acción.
El aumento de los atentados favorece la división del
anarquismo entre los que quieren continuar con la acción directa y los que
prefieren una acción de masas.
Así se plantean como
objetivo la revolución social y propugnaron la necesidad de fundar
organizaciones de carácter sindical. Esta nueva organización de tendencia
anarcosindicalista, da sus frutos en el siglo XX con la creación de Solidaridad
Obrera y la CNT (Confederación Nacional del Trabajo)
EL
SOCIALISMO OBRERO.
La Nueva Federación
Madrileña de la AIT de tendencia marxista duró poco. Pero tras la desaparición
de la Internacional sus miembros deciden constituir un partido político: el
Partido Socialista Obrero Español PSOE en 1879 con Pablo Iglesias.
El partido socialista era de orientación obrerista y
partidaria de la revolución social. En su programa de reformas incluían el
derecho de asociación, reunión y manifestación, el sufragio universal, la
reducción de las horas de trabajo, la prohibición del trabajo infantil y otras
medidas sociales.
El
partido fue creciendo en todo el país, pero arraigaron más en Madrid, País
Vasco, Asturias y Málaga. Tuvo menor impacto en Cataluña, dominada por el
anarcosindicalismo.
En 1888 el partido celebra su primer congreso en
Barcelona, y el mismo año se fundó la Unión General de Trabajadores que no se
declaró marxista sino que dejó libertad política a sus afiliados. Pero poco a
poco se fue acercando a posturas marxistas. La UGT se organiza en sindicatos de
oficios en cada localidad y llevó a cabo una política moderada en sus
reivindicaciones, recurriendo a la huelga sólo como última oportunidad.
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